Sobre mí
Pienso que decidimos hacernos psicólogos infantiles bien porque hemos tenido una infancia muy feliz y queremos que otros niños también la tengan o bien porque en nuestra infancia o adolescencia hubo sufrimiento y tuvimos la suerte de encontrar las personas que nos ayudaron a superar ese momento de dificultad con éxito. En mi caso hay un poco de ambos.
Considero que mi trayectoria personal y profesional ha estado condicionada por momentos de crisis que han permitido aflorar facetas de mí misma de las que no era consciente y me ha permitido convertir la dificultad en oportunidad.
Aunque durante más de diez años me dediqué a promover la salud psicosocial y el bienestar en el ámbito organizacional trabajando con personas adultas, un momento de dificultad laboral me dio la posibilidad de reinventarme y volver a conectar con la infancia. Aproveché el momento para especializarme en técnicas de evaluación e intervención en psicología clínica infantil y adolescente. Al tiempo que empecé a impartir cursos y a dar herramientas psico-educativas a familias, profesores y educadores, enseñándoles a relacionarse con el menor desde una perspectiva positiva, atendiendo en cada momento las emociones del niño y las propias, porque las emociones son el motor de la conducta.
En la actualidad, acompaño a niños, niñas, adolescentes y a sus familias en el proceso psico terapéutico. Me apasiona adentrarme en el mundo interior de cada niño y adolescente y entender la dinámica familiar que hay detrás de cada historia para poder ayudarles a construir una nueva forma de estar en el mundo.
Mi concepción de la infancia se basa en que el menor nace con todas las capacidades para desarrollarse de forma plena desde el punto de vista emocional, afectivo y social. Cuando observo a una niña o niño con dificultades, confío en que ofrecerle un espacio de aceptación donde todas las emociones son atendidas y escuchadas, va a ser el punto de partida idóneo para que se produzca el cambio deseado.