4 pautas básicas para la gestión emocional de tus hijos e hijas

Nino y niña jóvenes tumbados, con expresión emocional

Cuando los niños lloran tendemos a decirles “no llores que eso no es nada” “cuando lloras pareces un pequeñajo”, o si está enfadado y siente rabia le decimos que “no puedes estar siempre enfadado cuando no hacemos lo que tú quieres”. ¿Acaso creemos que por el hecho de decirles “no estés triste o no te enfades” la tristeza y la rabia van a desaparecer? Muy al contrario cuando les decimos “no estés triste, esto no es nada” sólo estamos aumentando su frustración al ver que no son capaces de hacer desaparecer la tristeza. Cuando les decimos que “no pueden estar siempre enfadados” estamos aumentando su enfado porque se sienten incomprendidos en aquello que consideran una injusticia. En ambos casos le estamos haciendo llegar el mensaje de que su emoción es inadecuada.

FUNCION DE CADA EMOCIÓN

Las emociones no son buenas o malas; son positivas o negativas en función de cómo nos hacen sentir, pero todas ellas cumplen una función. Veamos algunos ejemplos.

Miedo: nos protege de un estímulo que consideramos peligroso. Nos hace más cautelosos con el fin de no acercarnos al peligro. Mal gestionado puede llevarnos a la parálisis (bloqueo).

Enfado: lleva asociada la connotación de “sentimiento de injusticia”. Hace que nos defendamos de aquello que no consideramos justo. Mal gestionado puede conducir a conductas de inadaptación. Crea una energía hacia fuera, que impulsa a nuestro cuerpo a hacer cosas potentes.

Tristeza: es una llamada de ayuda. Implica soledad ante la pérdida de algo o alguien importante, real o simbólico. Nos conduce a aislarnos porque tiene la función de reintegración personal (volver a encajar todas las piezas del puzle, sin la pieza que falta). Energía hacia dentro.

Cómo funciona el cerebro humano:

Hemisferio izquierdo

Lógica

Razonamiento

Análisis

Control

Hemisferio derecho

Emociones

Creatividad

Deseos

Libertad

Cuando el niño está invadido por una emoción intensa negativa, el hemisferio izquierdo (encargado del razonamiento lógico) se bloquea anulando sus funciones. Entonces es el hemisferio derecho (encargado de la parte emocional)  el que está funcionando, creándose un desequilibrio entre ambos hemisferios. Es por eso que, cuando un niño está enfadado o tiene miedo, no funciona que nos dirijamos a él con un mensaje racional. Por el contrario debemos dirigirnos a su hemisferio derecho mediante un mensaje emocional.

Situación: Oscar le quita la pelota a su hermano mayor, Pedro. Pedro se enfada mucho porque estaba jugando tan a gusto y le da un empujón a Oscar. Pedro está muy enfadado porque además su madre le ha regañado diciéndole que no puede empujar a su hermano pequeño porque él tiene mucha más fuerza y le va a hacer daño.

Recuerda: cuando Pedro está muy enfadado, su hemisferio cerebral izquierdo no está funcionando. De nada servirá dirigirte a él mediante un mensaje racional.

Con el mensaje emocional es probable que Pedro pueda escucharnos, se sentirá comprendido. Y cuando esté más calmado ya podremos gestionar las normas: con respecto al uso de la pelota y con respeto a no pegarse entre hermanos. Con este mensaje no pretendemos resolver la situación, sino conseguir que Pedro se sienta comprendido y contenido en su emoción, lo que facilitará que la intensidad de la emoción negativa baje para poder resolver el conflicto.

Centrarnos en la emoción y no en la conducta
Aceptar la emoción, sea la que sea, y darle un espacio para hablar de ella o para hacer cosas con ella (ej. dibujar la emoción, gritarla, golpear con almohadones en la cama, …)
Observar la conducta, interpretar qué emoción la está generando y devolverle al niño el mensaje descodificado en términos de emoción
Eliminar el juicio de valor
  1. Identifico su emoción y se la verbalizo
  2. En relación con la situación concreta
  3. Valido su emoción
  4. Identifico reacciones fisiológicas y las verbalizo
  1. Veo que estás muy enfadado
  2. Cuando tu hermano te quita el juguete
  3. Para ti es muy importante. Entiendo que estés muy enfadado
  4. Creo que todo tu enfado estás en tus brazos, hagamos que salga